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primera fornicación con mujer grande...
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primera fornicación con mujer grande... Mis 16 años ya eran una complicación sexual insostenible. Me masturbaba como loco hasta dejar mi pene hinchado de pajearlo. Pero la naturaleza humana siempre te pone una alternativa maravillosa. Estaba en una noche de campo, en enero con una luna maravillosa y compartía mi conversación con una vecina que dormía en mi casa en ese campo lindo. Antes de ir a dormir intercambiábamos opiniones de sexo lo que a mi me tenía agradadamente caliente. Ella tenía 26 años. Yo 16 años. Me contaba sus experiencias y se quejaba de soledad por esos días. Me decía que le gustaría tener una pene grande en sus manos... No había tenido a nadie cerca para compartir su zorrita cariñosa por esos días. -Lo quiero grande y tieso, -me decía. Ya era hora de dormir. Nos fuimos a los dormitorios. Estos estaban separados por la pieza de mi abuelo. Nos fuimos cada uno a su lugar. Pero yo estaba ya con la mente en ella, caliente, caliente. Previo a dormir, atravesé silenciosamente el dormitorio de mi abuelo y me instalé detrás de una cortina que daba al dormitorio de mi vecina. La miré entre la cortina como se desnudaba y se acostaba empelota. Yo en ese momento estaba loco. Ver su cuerpo entero desnudo, sus tetas maravillosas y su culito y su zorra peludísima me tenía trastornado. Una mujer mujer minaaaa Esperé con toda calma que se metiera bajo las sábanas y esperé que se adormeciera. entré a la pieza sin hacer ruido y me arrodillé al lado su cama, con sigilo bandolero y mucho nerviosismo tocaba las sábanas, con mucho temor a que se despertara y me rechazara. Levanté sigilosamente la sábana y sentí el aroma de su cuerpo perfumado, rico y lentamente toqué la piel de su pierna que estaba recostada de lado.. Entre su sueño y tal vez sus recuerdos, se dio una media vuelta y quedó boca arriba con el pelaje generoso de su monte<b> venus </font></b>a disposición. Yo corrí mi mano para sentir ese maravilloso bultito rico. Y pasé silenciosamente mi mano, pero se despertó y entre sueños balbuceó algo que no entendí y le cargué un poquito más mi mano con el riesgo inminente. Mi agrado grande fue cuando ella acercó su mano y me tomó la mía por encima. Ya en esos momentos empezé a sentir seguridad y alegría. Hurgé un poco más y sentí su humedad y su voluntad y ella me acercó su vulva hacia arriba para que la tocara mejor y me guió mis dedos hacia su puntita gozadora y me dijo: -Tócame ahí, suavecitooo y comenzó a moverse y me movía mi mano y sentí que tenía juguitos y me los llevé a la nariz para olerlos y saqué un poquito de saliva, al mismo tiempo, para suavizar un poco más. Fue maravilloso. Inovidable. Y yaaa me incliné más para chuparle sus tetas y ya estaba loco. Ella me indicó que me subiera arriba y me tomó mi miembro que ya estaba calientísimo y lo llevó a su zorra que hervía y de un sólo envión lo posicionó adentro. Era el placer máximo que había sentido yo en mi vida. Me elevé en esos momentos al infinito y ya no estaba ahí. Perdí la noción de mi realidad y ya no pensaba en mí, ni en ella, sólo sentía un placer que no lo puedo explicar con este diccionario tan pobre para esos momentos. Sublime. Sólo volaba. Volaba. Volaba. Ya no era sexo. Era un sentir tan gratificante que no había pene ni zorra. Los movimientos se fueron acelerando y al ritmo de un Pérez Prado, se fue llegando a un punto en que no había más que locura. Se sentía el chasquido y el ensamble de pieles mojadas que sumbaban al separarse. Un ruido que se ha repetido en toda mi vida sexual. Pero ese fue el primero... Y apasionante. En ese momento sentí que el gusto de la miel llegaba a mi garganta, pero era más dulce que la miel. Una dulzura inexplicable que me atiborraba el corazón. Me llenaba los pulmones, unidos al corazón y a mi estómago. Sentía que los músculos de mis piernas se agarrotaban y se tensaban de modo formidable. Era súperman con toda su potencia moviendo la tierra y el universo. Una corriente, un golpe eléctrico impulsó un caudal que se agolpa con estertores de recién nacido, que sale a la vida y da su primer grito como testigo de la luz que inunda tu cerebro, que se prende como un volcán y se apaga en la penumbra absoluta. Como el universo entre luz y apagones en fracción de segundos la oscuridad y la luz se seguían el uno al otro. Fue un torrente que no paraba. Salía y salía y salía. Leche, amiga mía de varias masturbaciones, pero ahora era mucho más porque había una cariñosa vagina de una mujer maravillosa que la estaba recibiendo gozosamente. Fue una experiencia única, de un recién nacido a la luz del sexo y a las misteriosas oscuridades que se repetían como flaches de un escenario top. La luz y la penunmbra del goce más espectacular que nos dio la naturaleza. MI PRIMERA CACHA OFICIAL con la que se inauguró este nene que tengo entre las piernas gozando siempre y que será hasta la noche eterna y no habrá quietud ni siquiera luego de ésta despedida, pues mi espíritu estará gozando esa gratificación por todos los siglos en la infinidad del universo. La otra vida es sólo ésto LUJURIA sin fin. Vendita noche da campo... |
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Creo mi querido amigo que en la galaxia entera no se han visto tantas estrellas como las que te deslumbraron en ese momento! NLCA
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Amateroz, eres una mujer espectacular y me gustaría volver al firmamnto de las estrellas contigo, mi querida lectora.
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