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Ahora te toca a ti, cariño
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Ahora te toca a ti, cariño Este domingo es tu turno, cariño: lo sabes y lo esperas. No te sorprendes cuando me ves aparecer en el salón desnudo y armado con un fular y 'temblores' en una mano, y las cuerdas colgando de la otra. Aclaro para quien no lo sepa que 'temblores' es tu dildo de goma de tamaño medio, con vibración. Yaces tumbada en el sofá bajo una manta, aunque yo no siento ningún frío (bien sea por la calefacción, bien sea por mi 'calentura', quién sabe). Dejo en la mesa de café los enseres y emulo uno de esos antiguos carteles de hospital, donde una enfermera pide silencio con un dedo en los labios. Anudo apresuradamente el fular a mi pene. Me siento en el sofá a tu lado, saco uno de tus pies de debajo de la manta y muerdo su arco con ganas. Se te escapa un tímido gemido y hago como si no hubiese oido nada, para no tener que 'castigarte' demasiado pronto al haber roto las reglas. Con un gesto de la mano característico, ordeno que te levantes del sofá. Contemplo tu cuerpo desnudo mientras permaneces de pie quieta como una estatua. Pongo una mano en tu cintura y merodeo alrededor de ti como un depredador hasta situarme a tu espalda. Noto como la piel de tu cintura se va erizando al paso del roce mi mano y tu respiración se hace más rápida. Cojo el fular, agarro tu cintura con el brazo y te atraigo hacia mi para que notes la dureza de mi pene entre tus nalgas. Muerdo tu cuello y mantengo el mordisco hasta que acabo de ponerte el fular a modo de antifaz, ocultando tu visión. Esta vez aguantas estoicamente sin decir 'ni mú'. Has entrado de lleno en el juego. Vuelvo a rodearte y te cojo ambas manos. Enfrento las palmas de tus manos y ato las muñecas con un nudo de doble columna (parece que estés rezando cuando acabo). Sobra casi un metro de cuerda al acabar y lo uso a modo de correa. Recojo los enseres restantes, y tiro de ti guiandote hasta el dormitorio. Cuando llegamos, te tumbo de espaldas en la cama y ato la cuerda de tus muñecas al cabecero. Dejo tus brazos extendidos hacia atrás por encima de la cabeza. En cada una de tus piernas uno el tobillo al muslo con las cuerdas para que no puedas extenderlas, dejando apoyadas las plantas de tus pies en la cama. Uso el resto de cuerda que sobresale de cada uno de los muslos para atarlos a los lados de la cama y obligarlos de este modo a permanecer abiertos. Gateo por encima de ti 'sobrevolandote' de pies a cabeza a escasa distancia. Rozo mi cuerpo con el tuyo de vez en cuando para sentir como los escalofríos lo recorren. Llego a tu rostro y veo tu boca semiabierta con gesto expectante. Muerdo tu labio inferior con relativa fuerza. Aguantas mi provocación, me gusta. Te premio chupandote la oreja y hablandote con voz grave al oido (que se que te pone a 100). Mi boca viaja en lenta travesía por cuello y después pecho. Rodea la cintura, y acaba llegando a las proximidades de tu sexo. Levanto la cabeza y veo como te muerdes el labio inferior intentando que ningún sonido escape de tu boca. Pruebo una vez más haciendo presión con los dientes (más que mordiendo), tu muslo cerca del coño. Se te escapa un gemido de queja que traerá sus consecuencias: 'temblores' será mi castigo. Lamo tu ano hasta humedecerlo suficientemente y lo penetro lentamente con un dedo. Muevo suavemente el dedo dentro intentando que tu ano acepte al intruso y se relaje. Cuando lo consigo y se dilata un poco, 'temblores' sustituye mi dedo y penetra poco a poco tu oscuro reducto. Lo hago entrar y salir unas cuantas veces hasta que la resistencia es menor, y conseguido esto lo dejo dentro. Apoyo su base en la planta contra el colchón de la cama y conecto su vibración en el modo más suave. Aunque retuerces ligeramente tu cadera no emites ningún sonido, por lo que no amplio mi 'castigo'. Mi lengua viaja hacia arriba de nuevo a través de tu cintura hasta llegar a uno de tus pechos. Lo lamo, lo rodeo con la lengua, lo pellizco con los labios y lo muerdo ligeramente. Lo 'castigo' con la punta de la lengua hasta dejarlo duro como una piedra. En ese momento magreo a una mano con brio el pecho al completo, escurriendola hasta terminar pellizcando ligeramente el pezón. Te encanta que toque tus pechos, asi que cuando sientes ese ligero pellizco, se te escapa un entrecortado '¡Ah!' (que no tengo claro si no habrá sido adrede para recibir más castigo). No tardo nada en disponerme a horcajadas sobre tu rostro, apoyando una mano en el cabecero. Con la otra agarro mi enardecido pene y golpeteo tus labios. Me retas con descaro sacando la lengua para recibir los golpes, y entonces penetro tu boca enterrando mi pene en ella. Apoyo ambas manos en el cabecero y comienzo a follar tu boca lenta, pero decididamente poniendo cuidado en no sobrepasar el punto que se te produce náusea. Con el tiempo aceptas de buen grado mi pene y me ayudas cerrando el círculo de tus labios a cada salida, lo que me produce una sensación riquísima. No parece un castigo en si, asi que lo saco de tu boca, me giro 180 grados y la penetro desde ese otro ángulo. Apoyo las manos en la cama a la altura de tus caderas y bamboleo mi cadera de nuevo. Llegado a un punto, paro dejando el pene en el interior de tu boca y tumbo mi cuerpo sobre el tuyo para besar tu coño, lamerlo después, y sorberlo con fuerza para finalizar. Cuando noto que tu respiración se agraba, te digo: 'no se te ocurra correrte hasta que te lo diga' Entonces comienzo mi 'tortura real': - Aumento la vibración de 'temblores' al máximo, e inicialmente te produce un fuerte espasmo. - Comienzo a masturbar tu clítorix sorbiendolo y comprimiendolo con los labios. Al mismo tiempo, muevo ligeramente la cadera sobre tu boca, follandotela. Tus gemidos hacen vibrar mi glande dentro de tu boca, lo que hace que la mia torne sus atenciones más salvajes. Tu cuerpo se retuerce y tiene espasmos cada vez más fuertes, pero no cejo en mi empeño. Siento como la saliva desborda tu boca y humedece mi pene y pelvis (supongo que chorrea también por tus mejillas). El sonido de tu respiración a través de la nariz se entremezcla con tus gemidos ahogados por mi pene en tu boca. Tus piernas intentan moverse, pero al estar inmovilizadas por las cuerdas, te dejan como único recurso mover la pelvis, pero es inútil ya que también está atrapada bajo el peso de mi torso sobre ella. Mientras tanto, devoro tu clítorix con creciente rudeza. Hago pequeñas pausas para recordarte que no te corras hasta que te lo diga, y cada vez que lo hago emites un gañido desaprobador. Continúo hasta que noto que no aguantas más y te digo: 'Puedes correrte'. Te corres salpicando mi cara casi inmediatamente, y su calidez me excita tanto que entierro casi por completo mi pene en tu garganta. Ruedo hasta tumbarme a tu lado, me acerco y muerdo la cara interna de uno de tus muslos para dejarte mi marca. A continuación te quito el fular y te miro de frente, diciendo: 'niña mala, ¿has tenido bastante castigo?' No respondes, y no puedes sino volver la cabeza hacia mi con la mirada ida. Me llevo el fular y busco a 'temblores', que ha salido expelido por si solo y yace en la cama impregnado con la humedad de tu corrida. Desato tus manos para que te liberes por ti misma. Cuando acabas y gateas por la cama para ir al baño, te propino otro fuerte mordisco en la nalga. Los morados de esos dos mordiscos aun visibles hoy cuando me he levantado 
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Exitante 
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Delicioso, qué dulce castigo, qué bien expresado todo el ritual y la lentitud, el empeño en que ella sienta cada uno de tus gestos y maniobras. Maravilloso follarla y hacerla gozar de un modo tan exquisito. Bravo por la descripción, y felicidades a ella por la suerte de tenerte.  Aquí lo que hay es mucho 'toma y daca', y no veas como nos lo pasamos Un saludo
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Que emociónnnnnnnn...un Grey por aquí....uffffffff!!! Pues no se si me parezco, porque no me he leido el libro. Por lo que cuentan, no creo. Yo a veces 'doy' si... pero también me gusta 'recibir'
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diosss me hiciste acabar 3 veces
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diosss me hiciste acabar 3 veces
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